
Esta vez os traemos al blog de La Montaña Mágica a Noelia Illán Conesa, poeta, editora y traductora, amante de los maestros y un cuarto de alma de esa maravilla de revista llamada La Galla Ciencia. Aquí os dejamos sus impresiones sobre lo humano y lo divino.
La Montaña Mágica A ver, cuéntanos cómo surgió lo de La Galla Ciencia. Y dinos la verdad, no vale eso de que os juntasteis cuatro amigos alrededor de un café y augurasteis el apocalipsis de la poesía si no se hacía algo.
Noelia Illán Conesa – No fue un café: fueron unas migas hechas en vitrocerámica con 6 o 7 botellas de vino de Bullas. Después de un tiempo quejándonos de que no hubiera una revista de poesía en condiciones (bla bla bla)…, nos pusimos en marcha una tarde de alcohol (o más bien al día siguiente). Teníamos inquietudes similares y fue fácil ponernos de acuerdo.
MM – ¿Y cómo va el negocio? ¿Habéis encontrado una respuesta por parte del público lo suficientemente calurosa para pensar en una larga vida para la revista?
NIC – Negocio poco, porque las ventas de la revista nos permiten sencillamente continuar con el proyecto. De momento está funcionando muy bien: tiramos como mínimo 500 ejemplares de cada número, salvo de los últimos (de los que ya nos atrevemos con 1000), y de momento cumplimos con las expectativas. De todos modos, la vida de una revista ha de ser relativa, como decía Juan Ramón, y todos sabemos que algún día La Galla Ciencia descansará en paz.
MM – Yo de todas formas tengo una teoría sobre vosotros. Lo hacéis porque os da la gana y punto. ¿Cierto?
NIC – No puedo quitarte la razón. Si nos paramos a pensarlo, no sale a cuenta, jajaja. Pero también te diré otra cosa: las satisfacciones personales que produce codirigir una revista como la nuestra (y todo lo que implica) son enormes y tremendamente placenteras.
MM – Y ya hablando de ti, cuéntanos tus andanzas poéticas. ¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la mente de tu relación con la poesía?
NIC – Quizá leer a Bécquer, siendo muy pequeña, y un libro de “poesía para mujeres” o algo así que solía leer mi abuela alguna noche. Luego ya vino la adolescencia y la amplitud de miras, pero supongo que casi todos empezamos echando mano de algún libro de nuestros padres que tenemos en casa.
MM – ¿Y llegará el momento en el que abandones la escritura?
NIC – No es postureo: ¡llevo 4 años sin escribir un verso! Bueno, mentira: he escrito uno, pero más allá de ese, absolutamente nada. Estoy en barbecho, que diría Soren Peñalver. De todas maneras, no me preocupa. Los poemas, si han de salir, saldrán. Son épocas, supongo.
MM – Yo cada vez tengo más respeto por la poesía y, por lo tanto, menos cariño por los poetas. ¿Tú qué tal?
NIC – Jajaja. A la Poesía, con mayúsculas, hay que respetarla; y a veces son los mismos “poetas” (con comillas irónicas) los primeros que no la respetan. ¿Se escribe mucho? Quizá. ¿Se lee poco? Seguramente. Escribir poemas es más barato que pintar cuadros, y creo que ese es uno de los principales motivos por los que nos invaden con poemarios diariamente. Pensemos un poco las cosas, digo… Pero después de soltar esta parrafada modo crítica severa, te diré que soy una de esas grupis de Poetas y estoy terriblemente enamoradísima de muchos autores (los buenos, los grandes, los honestos, que siempre mejoran en persona).
MM – Y ya que estamos calentitos, ¿qué opinas de la nueva hornada de poetas jóvenes? Ya sabes, los Frida, los Harpo, etc. ¿Se arrepentirán algunos de haber pertenecido a estos sellos? ¿De otros no recordaremos (ya lo no lo hacemos) sus “@nombres” dentro de un tiempo?
NIC – Supongo que, como en todo, algunos pasarán “sin pena ni gloria” y otros seguirán haciendo ruido mucho tiempo. Y digo ruido, pero no lo digo peyorativamente. Algunos -espero, créeme- mejorarán con el tiempo y serán excelentes poetas, porque a veces lo único que hace falta es eso: tiempo. ¡Y leer más!
MM – Sigamos centrándonos en materia: ¿La poesía femenina esta desvirtuada, desvalorada o despistada? Porque yo no lo tengo claro. Me acuerdo de la que se formó con las declaraciones del Señor Visor y fíjate que ahora Elvira Sastre es como el Cristiano Ronaldo de su editorial. La verdad que no sé qué pensar. ¿Y tú?
NIC – No creo que sea bueno hablar de poesía femenina y masculina. La poesía, como el Arte, debe tender a la universalidad. Si no lo hace, es un error porque nosotros sí que la estamos desvirtuando al adjudicarle esas etiquetas.
MM – Bueno, está claro que la poesía la escriben poetas, da igual su condición sexual, y ¿cuál es tu medicina para seguir escribiendo? ¿Sigues algún ritual? ¿Algún Gin-Tonic?
NIC – No, salvo estar tranquila, buena música y silencio. ¡Y tirar muchos papeles!
MM – “Señores, estamos perdidos”. Así termina uno de los poemas de tu último libro. ¿La cultura occidental acelera hacia el ocaso?
NIC – Totalmente. Ya no hay marcha atrás. Pero hay que intentar aguantar lo máximo, y con la mayor dignidad posible.
MM – Y ya para terminar, querida Noelia, deja aquí unas palabras de ternura y amor para todos los ávidos montañeros que leen estas entrevistas. ¿Viviremos para contarlo o lo contamos mejor ya por si acaso?
NIC – Viviremos para contarlo. Y lo mejor: nos reiremos. Gracias, querido.