Ocho centímetros de Nuria Barrios

Hablar de los once relatos que componen “Ocho centímetros” (Editorial Páginas de espuma), última publicación de Nuria Barrios es adentrarse en una cosmogonía personal donde las heridas no se cierran y el dolor es adlátere de la propia existencia. Personajes sumergidos en escenas de la que no pueden escapar más que lo deseen, y de las que Nuria no nos deja, a nosotros como lectores,  distanciarnos en ningún momento, algo que se debe al gran pulso narrativo que la autora madrileña y que, sin lugar a dudas, es merecedor de nuestro aplauso.

Desde el propio relato “Ocho centímetros”, donde la búsqueda de una joven perdida en el mundo de la droga, hasta el desgarro de un padre por el nacimiento de un hijo muerto en “El limbo”, no dejaremos de convertirnos en cómplices de todas las motivaciones (mordazmente humanas) de todos y cada uno de los personajes que iremos descubriendo.

Destacar alguno de los relatos sería un acto de injusto detrimento hacia el resto, pero no podemos obviar ese hilo conductor que transita en los cinco primeros del libro. Leyendo “Ocho centímetros”, “La palabra de Dios es extendida”, “¿Pero quién se va a querer ir con ella?”, “Danny Boy” y “Hansel y Gretel en la T4”, podríamos afirmar que forman un cuerpo diferenciado del resto del libro, con la sutil habilidad de no tener que leer ninguno de ellos anteriormente para poder captar el cuerpo perfectamente esculpido de cada uno de los relatos. Sólo un cruce casual de personajes, dramas y odiseas personales nos induce a ligarlos como un continuo literario, que no es más que un regalo, una dialéctica narrativa que nos regala la autora.

En todos ellos, nos encontraremos con ambientes desestructurados, ya sea por enfermedad, por el paso del tiempo, por el paso de las generaciones, por el paso del amor o por la huella de que deja la necesidad de huir. Y este último punto es para mí primordial, el ímpetu por encontrar una puerta de salida. “Dónde está mi esperanza? Mi felicidad, ¿quién la divisa?…Bajarán conmigo hasta el abismo, cuando juntos nos hundamos en el polvo”, se pregunta y responde Juan, uno de los personajes de “Un puente de cristal”. Hasta en la propia enfermedad terminal, Barrios no ceja de impregnar a sus personajes de aquello con lo que más nos identificamos, la salvación, las segundas oportunidades, el final feliz, despertar de un sueño inquieto. Pero no encontramos nada de ello en ninguno de los relatos. Los hechos ya están consumados, repletos de una realidad que resulta demasiado familiar para el lector.

Y  no puedo negar que tras leer algunos de estos relatos he sido incapaz de sentirme inundado por cierta sensación de desasosiego. Y eso en literatura es lo más difícil.

Y precisamente esto es lo que hace de este libro de relatos uno muy recomendable. Un auténtico descubrimiento para aquellos que no conozcáis aún a su autora, Nuria Barrios. Anotad su nombre en vuestra libreta de autores pendientes por leer.

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Ocho centímetros de Nuria Barrios
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